Ya sea porque trato de ser mesurado a la hora de elegir qué leer o porque no leo con la exigencia de un crítico literario, la verdad es que pocos libros me han terminado decepcionando de forma total.
Éste es mi top bottom. Sobra advertir que no se claven, es una lista personal y está limitada a mis gustos, experiencias personales y defectos como lector. Seguramente hay cosas mucho más horrorosas publicadas por ahí, pero bueno, no tengo forma de comprobar qué tan feo es lo que escribe un Carlos Cuauhtémoc Sánchez, un Coelho o una Meyer, porque nunca los he leído (ni tengo intenciones de hacerlo en el futuro) así que tampoco tengo derecho a destrozarlos.
Los siguientes 6 libros fueron los primeros seleccionados para irse al negocio de compra venta de libros usados al que tuve que acudir al mudarme de ciudad recientemente y ver que no iba a poder llevarme todos los que tenía (el resto: ediciones baratas y alguno que otro libro del que sí me pesó algo desprenderme).
1.- Marina, de Carlos Ruiz Zafón

Me lo recomendaron, investigué un poco sobre el autor y me olió a best seller (de los malos) por todos lados, pero decidí hacerle caso a la recomendación y a las buenas puntuaciones en Goodreads (sí lo sé, tampoco son muy de fiar) y lo odié. En su defensa hay que decir que es un libro para adolescentes (cosa que ya no soy), pero vamos, El principito es un libro infantil y es excelente.
Marina trata de un chico que vive en un internado de Barcelona y un día, en una escapada del internado, conoce a Marina, una chica de su edad que parece bastante mística, junto a la cual se pondrá a “investigar uno de los más grandes misterios de la ciudad”.
Óscar Drai, el protagonista, promete mucho al comenzar el libro diciendo “En mayo de 1980 desaparecí del mundo durante una semana. Por espacio de siete días y siete noches, nadie supo de mi paradero. Amigos, compañeros, maestros y hasta la policía se lanzaron a la búsqueda de aquel fugitivo al que algunos ya creían muerto o perdido por calles de mala reputación en un rapto de amnesia.”, la decepción viene después, cuando Óscar cuenta su historia y es tan teta y tan exagerada que parece un mal capítulo de Scooby Doo (Imagínese uno solo con Daphne y Fred). Encima trata de ser poético sin mucho tino y el único personaje que me había parecido ligeramente interesante (el papá de Marina) termina siendo completamente irrelevante en la trama.
La sombra del viento es el libro de este autor del que la gente habla mejor, pero mi experiencia con Marina fue tan mala que dudo darle otra oportunidad.
2.- Salambó, de Gustave Flaubert

Salambó fue el primer libro de Flaubert que abrí y por culpa de éste casi no le doy otra oportunidad a Flaubert (al final se la di con Madame Bovary, el cual simplemente me voló los sesos).
En Salambó Flaubert se la pasa los primeros tres capítulos (que fue los que soporté leer) describiendo detalladamente absolutamente todo, incluso las cosas más irrelevantes, o quizás especialmente las cosas más irrelevantes; demasiado adorno para tan poca trama. Puede que se haya puesto mejor más adelante o que de perdida haya sucedido algo (en serio, lo que sea), pero ya no tuve ánimo para averiguarlo, simplemente me pareció demasiado pesado (y eso que con otros libros me ha pasado el haberlos dejado empezados por encontrarlos también demasiado pesados, pero hay algo en aquéllos que me invita a decir – bueno, quizás no ahorita, pero más adelante- eso con Salambó no me pasó).
3.- El arrebato de Lol V. Stein, de Marguerite Duras

Compré este libro por mi iniciativa de “tomar un libro del que no sepa mucho previamente” (para tratar de ser menos cuadrado a la hora de elegir) y bueno pues el experimento no siempre funciona (de hecho, pocas veces me funciona, aunque no siempre el resultado me resulte tan feo como en este caso).
Si tuviera que asignarle un solo adjetivo sería: insípido. Los personajes, la trama, la voz narrativa, todos me parecieron demasiado insípidos y les perdí el interés muy rápido. Llegué al final no sé si porque es un libro corto, por mera inercia o por conservar la esperanza de que en el próximo capítulo las cosas se pusieran interesantes o una vuelta de tuerca salvara todo al final, pero no, nada.
Entiendo que fue escrito en un momento en el que todo el mundo intentaba experimentar estirando la novela de todas las formas posibles y que quizás la gente le otorga un cierto valor experimental; incluso por eso traté de que me gustara, traté verdaderamente de encontrarle el ángulo interesante a lo que me estaban contando, pero no pude.
4.- Temblor, de Rosa Montero
De verdad disfruté mucho La hija del caníbal y El corazón del Tártaro no me pareció tan malo, así que cuando vi este libro de Montero en la zona de rebajas (tan solo $40 pesos), pensé que seguramente valdría la pena.
Es una novela post apocalíptica, un tema algo atípico para la autora (y ya de por sí poco innovador a estas alturas). Quizás le otorgo a Montero el reconocimiento de intentar salir de su zona de confort y experimentar en algo que nadie esperaba que experimentara. Pero la verdad la sensación que me dejó fue como de que la editorial presionó a Montero para entregar el texto o ya de plano le dio flojera concluirlo bien y terminó cerrando todo sin mucho cuidado, como si se haya quedado en borrador. Pretende desarrollar todo un mundo inventado, aspira a tocar más temas de los que necesita una novela de aventuras post apocalípticas, pero al final el resultado termina por no embonar de forma bonita. Gran parte del tiempo me sentí como si estuviera metido en un videojuego RPG (porque tiene muchos elementos que lo asemejan a ese tipo de mundos), pero uno de esos videojuegos de gráficos feos y llenos de bugs.
Imagen: http://www.viralnova.com/game-glitches/
En fin, me pareció tan malo, que hasta sospecho que ni el diseñador que hizo la portada lo leyó, porque nunca entendí la relación de la portada con la novela.
Lo barato sale caro.
5.- El psicoanalista, de John Katzenbach

Este tiene bastante que me lo recomendaron y que lo leí, pero sí recuerdo perfectamente cómo lo detesté.
Se trata de un psicoanalista al que en su cumpleaños amenazan de forma anónima, obligándolo a entrar en un juego que consiste en adivinar el nombre de quien lo amenaza so pena de morir. De hecho recuerdo que el inicio no me pareció tan malo, sí, narrado de forma muy básica y manteniendo al lector en suspenso con recursos baratos, pero al menos lograba de alguna forma entretener (su única aspiración al fin y al cabo). El problema viene como a la mitad del libro, cuando el escritor intenta (de forma muy torpe) engañar al lector con un giro en la trama, de ahí va en caía libre: le sobran páginas, está lleno de clichés, incoherencias y personajes que se desdibujan por completo. Es el equivalente en libro a un churro hollywoodense.
6.- La edad de la punzada, de Xavier Velasco

Cuando hablamos de Diablo Guardián (del mismo autor) hay dos tipos de personas: a las que de plano les da por ponerlo en un pedestal irreal como si fuera el mejor libro de la historia, el que les cambió la vida y bla bla bla bla; y a las que les da por hacerse los eruditos y se obsesionan criticando todo lo que se le relacione. A mí Diablo Guardián me resultó un libro regular, sin muchas pretensiones, pero que cuenta con ratos divertidos. Siento que su condena le vino junto con el Premio Alfaguara.
Contado desde el punto de vista de dos personajes: uno polémico (Violetta), que carga con todo el peso del libro y despertó ambas reacciones, para crear así los dos grupos arriba mencionados y asegurando odio y amor, mas no indiferencia; el segundo personaje (Pig) es mucho más olvidable, tanto así que ambos grupos coinciden en que los capítulos centrados en Pig son los más malitos, uno quiere volver con Violetta, ya sea para seguirse divirtiendo o para seguirla aborreciendo.
¿Y a qué viene todo esto sobre Diablo Guardián si el tema es La edad de la punzada? Pues a que La edad de la punzada parece la precuela de la mitad aburrida de Diablo Guardián (sin serlo), ya que el personaje es igualito a Pig, pero en sus años de secundaria. Una cosa bastante prescindible; una especie de intento de Holden Cauldfield, pero de flojera.
Álvaro (@alvarogo87)