Caracol Beach es el lugar donde confluyen las historias de personajes bien diversos: un grupo de estudiantes recién graduados de la preparatoria, una vecina anciana que no soporta el ruido que hacen, una prostituta, un policía, su hijo travestí y el novio de éste; y por supuesto, quien pone la pólvora que hace estallar una serie de sucesos violentos: un ex soldado cubano que ha quedado muy afectado por la guerra (no se especifica qué guerra, pero por los datos arrojados creo que fue la Guerra Civil Angoleña) y que, a raíz de ésta, es perseguido a donde quiera que vaya por un tigre de bengala con alas.
La narrativa está densamente decorada y sabe al Caribe por todos lados, además la trama nos conduce hacia una revisión de la cultura de los latinoamericanos en EEUU (Caracol Beach es una playa gringa). Desde luego, las descripciones de las imágenes que incluyen al tigre de bengala alado son de lo más llamativas y poderosas.
Se desarrolla por separado a cada uno de los personajes de forma casi uniforme, adentrándose en las penas y los lamentos de todos. Entre capítulos se cuentan detalles que en conjunto cuentan la totalidad de los hechos, detalles que arriban en desorden, de forma que el lector va armando pieza por pieza el rompecabezas en su mente. Quizás este último detalle me pareció el pecado más grande del autor, porque a la larga los sucesos se narran varias veces desde distintos ángulos y tiende a ser repetitivo.
Podría decirse que Caracol Beach toma rasgos de la novela policiaca y los somete al carácter experimental de la literatura moderna, podría decirse también que Caracol Beach es una visita al olvido, un sitio en el cual debe de sonar mucha esta canción de Silvio y Pablo que el soldado no se cansa de añorar:
Álvaro (@alvarogo87)
Imagen de Dey.sandip:
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Royal_Bengal_Tiger_Kanha.JPG