Hace algunas semanas Netflix estrenó The Haunting of Hill House (La Maldición de Hill House), una serie de 10 capítulos, inspirada en la novela homónima de Shirley Jackson, la cual la ha estado rompiendo bastante en redes sociales.
Abro paréntesis:
Shirley Jackson fue una escritora estadounidense que profundizó muy atinadamente en el terror, sobre todo como una consecuencia psicológica que nace del aislamiento y el encierro. Recomiendo la novela We Have Always Lived in the Castle (del cual hablo con poco acá) o el relato The Lottery, el cual puden escuchar a continuación:
Cierro paréntesis
La adaptación de Netflix ha funcionado porque el terror ha sido un género tan manoseado en recientes décadas por el cine y tan reducido a fórmulas repetitivas y predecibles que cualquier producción audiovisual que se salga del molde sobresale. Esto sin ingorar, claro, que el resultado final que vemos en pantalla es bastante decente (mención honorífica para el capítulo 6 y sus planos-secuencia).
Está bien, pero ¿y Pink Floyd qué?
(Puede haber algunos spoilers a partir de aquí)
Unos minutos después de ver el capítulo final de la serie, puse música para ducharme y aleatoriamente sonó Mother de Pink Floyd. No hice clic de inmediatio, pero me concentré un poco en la letra y entonces hice la conexión.
La canción de Pink Floyd (que mucha gente dedica, en un acto de humor involuntario, a sus madre en el Día de las madres) habla sobre una mamá sobreprotectora que está aterrada por los miles de peligros que acechan a su pequeño allá afuera. Una madre que preferiría tener a su hijo detrás de un muro con tal de que esté protegido, sin importale que para ello deba aislarlo del mundo e impedir que viva su propia vida.
En momentos pareciera que la canción habla sobre Olivia Craine.
“Mama’s gonna make all your nightmares come true.
Mama’s gonna put all her fears into you.
Mama’s gonna keep you right here under her wing.
She won’t let you fly, but she might let you sing.
Mama’s gonna keep baby cozy and warm.”
Creo que la maternidad implica naturalmente estos impulsos enfermizos. La mayoría de las madres aprenden sobre la marcha a gobernar estos impulsos, aunque, como sucede con los celos en las relaciones amorosas, en algunas ocasiones la situación se sale de control. En denfensa de Olivia Craine, sus acciones nacían más de las entrañas de la casa embrujada que de sus profundos deseos de controlar y proteger a sus hijos… ¿o no?
Álvaro (@alvarogo87)